Aunque la abogacía, como la medicina, no es una ciencia de resultados parece evidente que el trabajo (incluyendo en él el estudio, la dedicación, los conocimientos y demás medios que lo conforman) nos permite acercarnos al éxito. En este asunto tampoco prometimos una resolución favorable sino sólo nuestro empeño en lograrla. A veces se consigue la absolución y es entonces cuando, tras leer la Sentencia, respiramos hondo y pensamos que compensan los disgustos por momentos como éste.
Esta absolución es producto de que los hechos cometidos no eran delito, que fuimos un equipo con el defendido y que los peritos hicieron un enorme trabajo. Nosotros juntamos las piezas y salió perfecto el puzle. Hay recurso, pero no lo presentamos nosotros, y ese matiz es importante. Ahora las piezas vuelven a mezclarse para conformar otro dibujo, el que quiere la acusación. Ante el Supremo volveremos a la carga. Esta Sentencia solo es un alto en el camino. Esperemos que en un año podamos seguir celebrando el mismo resultado.
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