A pesar de lo que parezca, no es una indemnización exagerada. De hecho, con la actual normativa, y siguiendo la nueva valoración que establece la vigente ley 35/2015, si este accidente hubiera sido posterior al 1 de enero de 2016, la indemnización se elevaría a más de tres millones de euros. No hay dinero para restaurar una vida pero menos aún para sostener el alma de una madre cada día ve como su hija no puede hablar, comer, decir que si o negar, y mucho menos andar. Solo sufre y siente.
La Audiencia provincial ha confirmado la sentencia y añade un par de conceptos. Mantiene el máximo indemnizatorio para una joven que con 14 años sufrió un trágico accidente que le postró de por vida en una cama. Difícilmente en una silla de ruedas. Es como si tuviera dos grandes invalideces simultáneas: de cuerpo y sensorial. No hay nada extraordinario en los conceptos. Si acaso destacamos:
- El tratamiento en una clínica especializada (FOLTRA, ubicada en Teo, cerca de Santiago de Compostela) gracias a la cual la niña no solo mantiene su estado sin empeorar sino que, además, mejora lentamente. De hecho, ya puede tragar y poco a poco come purés con una cuchara. No pueden imaginarse lo que este simple detalle significa para la madre… MAPFRE debe asumir este pago hasta el fallecimiento de la víctima. Sí es un logro porque los tribunales han optado por una solución justa ya que la ley en el periodo del siniestro no permitía esta partida indemnizatoria. Curiosamente antes y después si, pero no en esa fecha.
- La aseguradora debe abonar a la madre el salario mínimo interprofesional hasta que fallezca su hija ya que su dedicación desde el accidente es completa. No se ha separado de su hija un solo día, una sola noche. Juzguen si es justo.
- También mensualmente debe pagarse la cantidad de 500 € como ayuda a los gastos domésticos y limpieza de la casa ya que, lógicamente, la madre se dedica en cuerpo y alma a su hija.
Y ahora piensen que esa indemnización sirve para paliar los efectos inimaginables de cómo les ha cambiado la vida. A la niña, no hace falta decirle nada. Una veintena de años de los que los últimos cinco los ha pasado en hospitales, UCI, tratamiento continuo, y sin proyecto alguno porque nunca los podrá cumplir. La madre, con la vida al lado de una cama. El resto de su vida. Y gastando en alquiler en Santiago, en profesionales, en asistencia doméstica y de fisioterapeuta…esperando una mejora que le permita acercarse a Badajoz y buscar una cómoda residencia donde alojar a su hija.
Cuando vean y lean sentencias millonarias de indemnizaciones a víctimas, sean de accidentes de circulación o de lo que sea, piensen en el drama humano que hay detrás. Y agradezcan que no están sus iniciales en esa noticia.
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