Capítulo I: del respeto mutuo en juicio
Un juicio es la expresión material y real de la imagen de la justicia. Parece que el rigor, la seriedad y el respeto hacen presagiar una futura Sentencia más justa. Pues así deberían ser todas las manifestaciones del tribunal ¿verdad? No decimos que no lo sean. Solo sugerimos que el respeto no necesita una desproporcionada dosis de autoridad frente al justiciable.
“Quienes acudan a un tribunal deben saber que han de acatar la decisión que se adopte”
El Juez es un árbitro y lo primero que hay que tenerle es respeto. Pero también él debe hacerse respetar y no necesita utilizar su jerarquía y mando para ello. Por ejemplo: si los juicios empiezan a las 10 basta con estar a esa hora. Es fácil, porque si no le es posible, puede programar el inicio para más tarde. Todos tenemos ocupaciones y las dejamos para poder asistir. Además, muchos son autónomos y deben cerrar sus negocios para ir al juicio.
Capítulo II: del comportamiento de los abogados en juicio
La ley castiga con multa a los Letrados que se excedieren en el uso de su ejercicio profesional. También su código deontológico le impide faltar a la consideración de nadie por escrito o de palabra. especialmente a Jueces, Fiscales y Letrados de la Administración de Justicia. Debemos pensar que si se mantienen costumbres y tradiciones como el uso de la toga, es para dotar de seriedad y rigor al acto.
En España un Abogado no puede levantarse del estrado y deambular por la sala mientras habla. Eso ocurre en las películas que vemos de Estados Unidos porque allí, en los juicios con jurado, se permite. Nuestras Leyes exigen un orden, y esto significa que cada cosa, a cada momento. Por ejemplo, también es arcaico y denota una autoridad innecesaria que el abogado tenga que pedir “la venia” al juez para hablar. Máxime cuando si lo hace es porque se la da.
Al abogado se le obliga a tener en juicio “probidad, lealtad y veracidad”. Su forma de intervenir será siempre de respeto. Hablar de “usted” es la primera de ellas, si bien parece una regla de educación en desuso. Los jóvenes no están acostumbrados a eso y suelen “tutear” incluso al Juez. Pero son reprendidos, así que no hagamos lo mismo en un juicio. Aunque sea nuestro testigo o nuestro cliente debemos hablarles de Vd., porque no es una conversación privada.
De la misma manera, y si el abogado no fuera correspondido por el Tribunal, podrá hacer constar su queja. Deben respetarse su independencia y libertad necesarias para poder cumplir sus deberes profesionales.
Capítulo III: del comportamiento en juicio de las partes, peritos y testigos
La autoridad del Juez le permite parar el juicio si alguien quebranta el respeto a la justicia. Podrá llamar a la Policía o Guardia Civil para que detengan inmediatamente al infractor. Es cierto que no lo hará por una leve falta pero sí cuando persista en su actitud o se comporte violentamente. A modo de ejemplo, está prohibido durante un juicio:
-tutear a quien le pregunte, no llamarle de Vd.
-entrar en sala con el teléfono encendido. ¿Cómo no va a ser una falta de respeto?
-aplaudir, silbar, gritar o hacer muestras de agrado o reprobación.
-comer, llevar bebidas (salvo agua) y masticar chicle. Ojo con esto, que es muy habitual, porque precisamente se masca para calmar los nervios.
-ir vestido inadecuadamente. ¿Un ejemplo? Pues llevar puestas gafas de sol, tener una gorra en la cabeza o entrar en bañador o pantalón corto. Es que no es lógico que unos vayamos con toga y otros parezca que están en la playa.
-meterse las manos en los bolsillos o poner los brazos en jarra. Suele molestar en los juicios. Lo primero, por pasotismo. Lo segundo, porque parece una postura desafiante. He presenciado cómo en un juicio se llamaba la atención a un denunciado por cruzar las piernas.
Piensen que, en el fondo, se trata de ser creíble, de convencer al juez. A partir de ahí, actúen, pero será más práctico causar una buena imagen, ¿no creen? Y no olviden su obligación decir la verdad en juicio. Por eso le recordamos nuestro artículo sobre el falso testimonio.
“Respetémonos todos antes, durante, y tras el juicio”
Respetar a la justicia es creer que somos capaces de solucionar los problemas sin violencia. Que somos tolerantes. El derecho surgió para combatir la “ley del más fuerte”. Es la única manera de poner freno al caos y al poder de unos pocos. El ciudadano que acude a juicio debe aceptar la Sentencia. El abogado a quien confía su derecho, ha de ser honesto y defender con la ley. Y el juez debe pensar en la enorme y preciosa responsabilidad que le han encomendado. Nadie necesita dar voces, ni faltar el respeto. Nunca. Y menos en un juicio.