La evolución y desarrollo de las nuevas tecnologías, así como de las redes sociales, aportan infinidad de beneficios a la sociedad (realizar compras a través de internet, acceder y realizar operaciones de nuestras cuentas bancarias, comunicarnos al instante mediante fotografías y vídeos, etc.) pero estas ventajas, que eran inimaginables hace años, también pueden ofrecer infinidad de riesgos y tenemos que tomar medidas para evitarlos.
Uno de los problemas más comunes que nos encontramos día a día en el uso de las nuevas tecnologías y la inmersión en las distintas redes sociales es la suplantación de identidad.
¿En qué consiste la suplantación de identidad?
Es aquella acción por la que una persona se hace pasar por otra en internet para llevar a cabo actividades de carácter ilegal, como puede ser contratar nuevas líneas telefónicas, realizar compras, cambiar contratos de suministros, suscribir préstamos o realizar ataques contra terceras personas. En definitiva, utilizar esa identidad para cometer fraudes, estafas, ciberacosar, sextorsión, etc, como por ejemplo:
1) Injurias o calumnias.
2) Estafas informáticas:
- Compra a través de internet con la cuenta de otra persona.
- Sustracción de claves de cuentas bancarias con intención de realizar fraude bancario o quitar dinero.
- Amenazas y extorsión.
- Divulgación de imágenes privadas con finalidad de atentar el honor y la intimidad de la persona suplantada.
3) Delitos Informáticos:
- Instalación de programas espía para conseguir datos económicos y personales.
- Averiguación de producto industrial de la competencia.
- Desprestigio de marca comercial.
La suplantación de identidad viene regulada en el art. 401 del Código Penal, como delito de usurpación de estado civil y lo que pretende proteger son las relaciones jurídicas en internet, puesto que esa usurpación, sin llevar a cabo una actividad fraudulenta o maliciosa, no atenta por sí misma contra ese estado civil (no lo altera, ni lo suprime) sino que atenta a la proyección de la persona usurpada frente a los demás y a la utilización de esa identidad para cometer actos delictivos.
Una de las modalidades más frecuentes en el delito de suplantación de identidad es acceder al servicio de un usuario y hacerse pasar por él, siendo lo más habitual en Facebook, Instagram, Linkedin, Twitter, etc. Al llevar a cabo esta actividad, además de traspasar la barrera de la privacidad de una persona (usurpación de la identidad), el suplantador comete también en la mayoría de las ocasiones un delito al utilizar alguna práctica no lícita para acceder a dicho servicio del usuario.
La mayoría de las redes sociales ofrecen enlaces en los que facilitan los medios necesarios para solucionar el problema cuando creemos que han accedido a nuestras cuentas o claves, pero si el problema persiste o es muy grave, debe interponerse la denuncia ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, siendo los encargados de tramitarla e investigarla la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil.
Consejos para evitar la suplantación de identidad en Internet
- No facilitar los datos personales por Internet, a menos que sea en sitios de total confianza. Antes de facilitar información privada en un sitio web debe comprobarse que la información viaja cifrada (la URL empieza por https) y que la empresa es legítima.
- Nunca comparta fotos ni vídeos en los que aparezca en situaciones comprometidas (sexting). Desde el momento que envía una foto o vídeo a un contacto, pierde su control para siempre, pudiendo ocasionarle problemas en su vida personal, profesional, etc.
- No facilite su número de teléfono, tanto fijo como móvil, a personas desconocidas o en webs que no le ofrezcan confianza suficiente.
- Nunca conteste a mails de remitentes desconocidos (e incluso aparentemente conocidos) facilitándole información privada como D.N.I., datos bancarios, número PIN del móvil, contraseñas de acceso a otros servicios/aplicaciones. Debe estar seguro a quien facilita esa información tan importante para evitar el mal uso de la misma.
- En las redes sociales intente configurar sus perfiles lo más privados posible. Con ello conseguirá que los demás usuarios no puedan acceder tan fácilmente a su información personal.
- Tenga cuidado a quien agrega en su círculo privado o en sus contactos. No es aconsejable agregar a todo el mundo que nos envíe una petición de amistad.
- Preste especial atención a las redes WiFi a las que se conecta, si no están lo suficientemente protegidas o son redes públicas que permitan la obtención de la información que envía a través de los distintos sitios webs e incluso acceder a su dispositivo.
- Use contraseñas que cumplan requisitos mínimos (con letras mayúsculas/minúsculas, números y otros caracteres) y cámbielas periódicamente.
- Antes de hacer compras por internet y usar la tarjeta de crédito, intente verificar la autenticidad y legalidad de la página.
- Tenga protegido sus dispositivos con un buen antivirus y actualízalo con regularidad. Realice periódicamente copias de seguridad de su sistema.
- Actualice el sistema operativo según las recomendaciones del fabricante o distribución del PC, smartphone o tablet con el que te suela conectar a internet.
- Acostúmbrese a leer la política de privacidad y las condiciones del servicio antes de usarlo, así sabrá dónde y cómo se almacenarán sus datos, la información que intercambia con sus contactos, si sus datos privados se compartirán con terceras partes con otros fines, si recibirá publicidad, etc.
- Cuando se crea o se tenga certeza de una suplantación de identidad, es aconsejable realizar capturas de pantalla donde se pueda ver dicha suplantación, imprimir estas imágenes y facilitárselas a la policía, o incluso levantar acta notarial para que se tenga conocimiento de ello.
Fuentes consultadas para el artículo: Policía Nacional; Guardia Civil; Oficina de Seguridad del Internauta.