Si, perdón. Lo siento, decidí serlo cuando vi a James Stewart defender al teniente Manion en “Anatomía de un asesinato”. No fui tan torpe como para creer que me pudiera pasar a mi o que podría lograr tan excelso papel en la abogacía. Simplemente me sedujo pensar que podría ayudar a inocentes, víctimas, indefensos, pobres, desahuciados… No niego que tampoco me disgustaba la idea de ser abogado de bancos, multimillonarios y empresas que cotizan en bolsa.
Estaba, entiéndanme, en esa fase romántica del derecho, y más concretamente del derecho penal donde la libertad (hermosos quince años) es la fuente de la vida y nos sirve para rebelarnos contra todos, empezando por nuestros propios padres.
Hoy, multiplicando por cuatro esa edad, sigo (afortunadamente) con las mismas ganas de ayudar al débil y con la misma ilusión de hacer el bien, razones por las que pido perdón mil veces por dedicarme a esta profesión al decir de algunos tan materialista, egoísta y que emponzoña la justicia de este país.
…Por eso, mil veces perdón
- Porque sigo siendo abogado de oficio a mucha honra para poder dar mis servicios gratuitamente. Y lo hago en lugar de cobrar mi minuta habitual, lo que recibo de todos mis clientes en los divorcios, por ejemplo. Porque esa pequeña asignación del Ministerio de Justicia le permite al justiciable que quiere divorciarse no tener que pagarme nada por mi trabajo.
- Perdón porque todos los días me voy a casa con los problemas de los demás.
- Porque mi conciencia tranquila a veces no es suficiente para dormir en paz si un cliente ha perdido el pleito.
- Porque para hacer valer los derechos de mis defendidos llego a enfrentarme con todos. Con jueces, fiscales, funcionarios, abogados, procuradores… a quienes veo todos los días. Sin embargo tal vez nunca más a quien me hace enfrentarme a ellos.
- Perdón porque mis visitas vienen a consultarme sin dinero. Pero a un médico no van a verle con la cartera vacía.
- Porque “amigos” que no lo son ni de Facebook me consultan al móvil cosas urgentes.
- Perdón porque me sigue costando cobrar mi trabajo si el Juez no nos ha dado la razón.
- Porque cuando se gana el pleito el cliente entiende que es por él y si se pierde lo pierdo yo.
- Porque no hago factura sino minuta de honorarios. Tal vez no entiendan a qué me refiero…
- Perdón porque para trabajar tengo que ir a la moda usando una túnica negra que en julio y en Badajoz, por ejemplo, resulta muy agradable mientras ustedes pueden elegir vestimenta.
- Porque si me retraso en un juicio el perdón no vale. Es posible que ya se haya celebrado sin mí.
- Porque si se retrasan otros lo menos que puede pasar es que empecemos cuando lleguen, y lo más….que se celebre otro día cuando se compruebe que no llega quien debía estar.
- Perdón porque si el retraso me ocurre con un plazo de algún escrito simplemente ya no puedo presentarlo.
- Porque mi responsabilidad legal viene en la ley pero la moral es peor y está en mi conciencia, que además no está asegurada.
- Porque ni puedo decir ni digo que un profesional se venda pero si tengo que aceptar oírlo de los abogados.
- Perdón porque puedo tener un mes de vacaciones siempre que no coincida con el mes de trabajo de otro juez porque entonces debo cambiar mi sombrilla de playa por la toga.
- Porque me enorgullezco de ser abogado a pesar de reconocer y admitir que hay compañeros que dicen serlo y empañan mi profesión con un título que no merecen.
- Porque el resto sigue dando prioridad a los valores que aprendió desde la primera clase de derecho romano.
- Perdón porque somos más los que pensamos así que aquéllos pocos de los que se habla.
- Porque sigo estudiando con el fin de ser mejor cada día para mis clientes.
- Porque sigo estudiando para que cada día de mis clientes sea mejor.
- Perdón porque prometí ser justo y es justo lo que sigo haciendo.
- Porque la balanza de la justicia no está desequilibrada por mí.
- Porque puede haber desequilibrados en la justicia, pero no soy yo.
- Perdón porque clamábamos ante los tribunales de que los bancos se aprovechaban de las hipotecas. Y cuando conseguimos que se declarasen ilegales algunas cláusulas (a pesar de estar firmadas ante notario que nada advertían) resultó que los que sobraban para solucionar el problema eran los abogados.
- Porque como los Tribunales españoles no nos estimaron completamente nuestra pretensión sobre la aplicación de dichas cláusulas suelo acudimos a los europeos y cuando nos dieron la razón… se nos califica de peseteros.
- Perdón porque la indemnización por accidentes de tráfico es la que se cobraba el siglo pasado gracias a que los abogados conseguían una aplicación estricta de los baremos que la ley marcaba y ahora se modifica la ley para dar prioridad a las aseguradoras en lugar de a las víctimas.
- Porque parece que los problemas judiciales se solucionan evitando a los abogados, no remediando el problema que el justiciable tiene.
- Perdón porque lo quieran o no somos una garantía del estado de derecho.
- Porque sin abogados nadie puede negar que la corrupción sea el derecho aplicable.
- Porque molesta que un abogado cobre una minuta millonaria pero no preocupa que los partidos políticos dilapiden millones de euros.
- Perdón porque quien denuncia la injusticia es quien no se alimenta de ella. Y mi profesión solo pasa hambre cuando hay desigualdad.
- Porque la deontología, la moral, la ética, el respeto y las normas me las enseñaron mis mayores. Y me obligan a cumplir un código de conducta hasta con la parte contraria.
- Porque cuando trabajo, hasta para hablar tengo que pedir permiso. Si, si, la venia. Pero hablo por mi defendido y nadie me calla en mi alegato respetuoso.
- ….
1000… y perdón porque cualquiera que no tenga ni puñetera idea de lo que hacemos (o la tiene y por eso le molesta) puede agraviarnos haciéndonos culpables de que la Diosa Justicia tenga la venda en los ojos para no ver que la libertad de expresión que le ampara forma parte de las reglas del juego del respeto al prójimo y que, precisamente por ello, encontrará siempre un abogado que le defienda.