Indulto: el ejecutivo prevalece sobre el judicial
Conceder el indulto no es nada nuevo. Aunque pueda resultar paradigmático que el gobierno anule una sentencia condenatoria. Estábamos acostumbrados a devolver la libertad, a parados y mileuristas que aparecían en los telediarios. Pero no critiquemos al ejecutivo actual por concederlos. Ni al anterior. Se reguló originariamente por la llamada Ley del Perdón. El indulto está ligado al viernes santo: se dictó tal día de 1447 en Valladolid por el Rey Juan II de Castilla. Si, fue el padre de Isabel la Católica. A pesar de que entonces los Reyes podrían presumir de estar por encima de los jueces, se imponía el límite de veinte perdones (indultos) al año. Casi cuatro siglos después, la Novísima Recopilación de Carlos IV volvió a regularla en 1805.
¿Cómo nació la tradición de liberar un preso?
El Decreto de Cámara de 30 de marzo de 1757 recogía que todos los años se pidiera a la cancillería dos reos condenados a muerte por cada Audiencia. De ellos, se elegía uno para indultarle el Viernes Santo
El requisito exigido era que la pena debía provenir de un delito grave. Eso sí, no podía ser por asesinato, o robo porque tales infracciones no merecían el perdón. Dos años después del Decreto, la peste asoló Málaga y los presos quisieron sacar el paso de Jesús el Nazareno. No se les permitió pero se amotinaron y se escaparon del centro penitenciario para procesionarlo.
A hombros de los presos, el Jesús Nazareno paseó por los barrios y calles más infectados por la peste. Al terminar la procesión, lo devolvieron al convento. Todos regresaron a la cárcel, sin escapar ninguno.
Días más tarde, la enfermedad desapareció en Málaga. El corregidor informó de lo ocurrido al Rey Carlos III, que concedió a la cofradía la prerrogativa de liberar un preso cada Semana Santa. Por eso, desde entonces, Instituciones Penitenciarias y la Audiencia Provincial proponen tres candidatos entre los que se encuentren cumpliendo condena en la prisión de Málaga. La hermandad de devotos malagueña libera a uno de los tres propuestos. Para eso lo comunica y el Consejo de Ministros lo indulta el viernes de Dolores, a fin de que pueda ser liberado el Viernes Santo.
Indulto: ¿sigue siendo tradición?
Eso ocurrió hace casi tres siglos, pero en 2020 ya no hubo indulto alguno. No valen excusas por la pandemia porque nació precisamente con la peste. Tal vez tenga que ver que quienes tenían que concederlo no apostaban por tradiciones religiosas. Y los Decretos estaban para regular el confinamiento y luchar contra la COVID. Si, pero no olvidemos que en ellos se hicieron nombramientos del CESID. O se dictaron normas para ayudas al vino…
Una leyenda sobre indultos
Dice la historia que no hay indulto más precoz que el concedido a quien matara a un perverso Conde que abusaba de su condición social. Precoz porque se concedió antes de cometerse el delito. Hablamos de Carlos de Borbón, aristócrata que practicaba la esgrima utilizando como diana a sus propios trabajadores. Claro, no se atrevían a contrariarle, y menos con el mosquete frente a ellos. Su padre, el Príncipe de Condé, siempre acababa suplicando la ayuda de Luis XV de Francia, para que su hijo fuese perdonado. Pero todo tienen un límite, y un día emborrachó a una de sus amantes, Madame de Saint Sulpice. Se le ocurrió rociarla con alcohol y prenderle fuego, mientras miraba cómo agonizaba. El pueblo se echó a la calle pidiendo su cabeza. Carlos pidió otra vez perdón al Rey y éste le dijo:
Os lo concedo, pero os advierto que en caso de reincidencia queda de antemano concedido el indulto para aquel que acabe con vos.
Ahora los indultos no son tan descarados. Creo.
¿Y que pasa con el previsto indulto a los condenados por el procés?
Pues que, legalmente, es un arma a disposición del ejecutivo. Eso, un mecanismo legal. Pensado y acordado para poder liberar a quien un tribunal condenó. Y ya hemos visto que está desde hace mucho tiempo. Como jurista, me sorprende que se hable de presentar demandas o querellas si se otorga el indulto. O que suene a bomba atómica llevarle la contraria al Supremo cuando su informe no es vinculante. Y nadie dice que es ridículo que el mismo tribunal que les condenó sin fisuras opine sobre la procedencia del perdón. La noticia parece que sorprendió al mundo. El gobierno está en su derecho. Otra cosa es que los ciudadanos castiguen esa decisión política con votos. Una cosa es el derecho y otra la derecha. O que adelantar por la izquierda no se puede con línea contínua. Cada uno que lo decida en las urnas.