Seneca Falls: primera convención sobre los derechos de la mujer
La lucha feminista comenzó con labores educacionales. Se pretendió mantener a la mujer fuera de la prostitución, la lucha antiesclavista femenina y obras sociales. Hasta que surgió la idea de llevar a cabo un foro público para poder debatir la condición social, civil y religiosa de la mujer. Ocurrió el 19 y 20 de Julio de 1848 (hace hoy 172 años. Constituyó la primera convención sobre los derechos de la mujer en Estados Unidos. Y fue el primer referente en la lucha por la igualdad, representando el texto fundacional del movimiento feminista.
Se celebró en Seneca Falls (Nueva York) y concluyó con lo que se llamó la “Declaración de Sentimientos y Resoluciones de Seneca Falls”. Fue firmada por 68 mujeres y 32 hombres. Hábilmente se basaron (hasta en el nombre) en la Declaración de Independencia de los EEUU. Esta constituía un manifiesto de libertad y el ejemplo a seguir por el resto del mundo. Era un modelo de las garantías e igualdad del ser humano. Por eso no era justo presumir de ello mientras en su territorio las mujeres no podían votar. Ni ser elegidas para cargos públicos, ni pertenecer a organización política alguna.
Utilizaron una metáfora: igual que el opresor de América era Jorge III, Rey de Inglaterra en el manifiesto de Séneca Falls se reemplaza al Rey por todos los hombres. Porque eran ellos quienes oprimían a las mujeres, realizando una lista de privación de derechos. Tal como se hizo en la Declaración de Independencia. Y la consecuencia fue calcada: si América se sublevó contra Inglaterra aduciendo el principio de legitimidad pública, que consistía en no pagar tasa alguna si ello no se correspondía con una legítima representación parlamentaria, las mujeres optaron por idéntica revolución: nada de impuestos en tanto las mujeres no pudieran votar.
Igual que América se independizaba de la Corona Inglesa, la Declaración de Sentimientos (por cierto, qué denominación más explícita) proclamaba la independencia de la mujer, ya fuera de su marido o de sus padres.
La Declaración de Séneca Falls es digna de ser leída por su carácter revolucionario. Y más por hacerse en un territorio que presumía de paradigma de la igualdad. Pero no acababa de aceptar que “la historia de la humanidad es la historia de repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer con el objetivo directo de establecer una tiranía absoluta sobre ella”.
Mujeres transgresoras y maridos calzonazos
Léanla, por favor. Hace “solo” 172 años. Total, es una historia reciente, y desgraciadamente presente aún. Aprendamos de los hombres que se involucraron apoyando y secundando la lucha de estas mujeres, que fueron insultadas como “transgresoras”. Ellos lo fueron de “calzonazos” por no hacer lo que el resto. Pero esos hombres nada hubieran sido sin las mujeres que se rebelaron, que son hoy un ejemplo de valor y de lucha. Ellas sí que fueron valientes. Hoy debemos recordar a Elizabeth Cady Stanton, Lucretia Mott, Susan B. Anthony. Tambien a otras que fueron capaces de iniciar un movimiento legítimo que aún pervive. No se las conoce como la esposa de James Mott o de Thomas M´Clintock.
Y un recuerdo especial para Rhoda Palmer. Esta mujer asistió a dicha convención y fue la única de las que estuvo en Seneca Falls logrando votar legalmente en 1918. Ese año se aprobó el sufragio femenino y a él acudió con 102 años. Murió al año siguiente, con la satisfacción de haberlo conseguido.
En GÓMEZ-CAMINERO es otro día de la mujer. Porque hoy celebramos como juristas un hito histórico. Fue el comienzo para conseguir una igualdad que aún se resiste.
No hacen falta revoluciones para conseguir lo justo ¿no creen?